viernes, 27 de abril de 2018


El 2419-D, testigo mudo del honor herido y del revanchismo que terminan propiciando contiendas mundiales:

Europa, primera mitad del siglo XX.  Tras cuatro duros años de contienda, tras la muerte de más de nueve millones de soldados y veintiún millones de heridos, en la madrugada del día 11 de noviembre de 1918 se ponía fin al conflicto armado mediante la firma de un armisticio en el que Alemania aceptaba una rendición total y sin condiciones, asumiendo toda la culpabilidad del inicio de la guerra y obligándose a sufragar ingentes indemnizaciones a los vencedores para resarcirlos de las pérdidas sufridas. Dicho documento se firma en territorio francés, concretamente en una antigua zona de maniobras situada en un claro del bosque de Rethondes, muy cerca de Compiègne, a unos 90 kilómetros al norte de París.

Resulta sorprendente que, para la firma de este importante documento (considerado uno de los más transcendentales del siglo XX), no se decanten por un ambiente más grandioso y espectacular como podría haber sido un suntuoso salón de uno de los maravillosos palacios con los que contaban los galo, prefiriendo finalmente materializarlo en un vagón de tren, eso sí, un tren habilitado para la ocasión.
 
El 7 de octubre de 1918 el Ministerio de la Guerra francés solicita a la CIWL (Compagnie Internationale des Wagons-Lits) diversas unidades para la formación de un tren especial destinado al Alto Mando francés. La CIWL ordena a los talleres que preparen los vagones restaurante 2418 y 2419, el coche-cama 1888 y el coche salón 2343, así como dos furgones. El 15 de octubre el Tte. Coronel Loiseleur pide que uno de los vagones sea habilitado como despacho y sala de reuniones para ser utilizado por el Mariscal Ferdinand Foch, por lo que el 2419-D es transformado en una confortable sala de reuniones a la que se dota de una mesa de 2,5mx1,5m con diez sillas alrededor, mapas geográficos, aparatos de comunicaciones, secretaría, … El día 28 de octubre, en medio de un gran secreto, el tren especial sale de talleres dirigiéndose por vías no habituales hacia su destino.

El vagón 2419-D pertenecía a la serie 2400, de la que se fabricaron 21 vagones-restaurantes de lujo, que por encargo de la CIWL fabricó en 1912 la empresa Societé General des Ateliers de Sain Denis. Se trataba de vagones con dos bogies de dos ejes, revestidos de madera de teca y dotados de amplias ventanillas que permitían una gran luminosidad durante el día. El grupo encargado comprendía los números del 2403 al 2424. El 2419-D es entregado el 20 de mayo e inicia sus servicios el 4 de junio del mismo año en el recorrido París-Montparnasse-Saint Briens (Bretagne).

A las cinco de la mañana de ese día 11 de noviembre de 1918, tras arduas jornadas de negociación, las delegaciones alemanas y francesas llegan a un acuerdo que propicia la firma de dicho armisticio. La delegación alemana, encabezada por el Secretario de Estado Mathias Erzberger, había partido cuatro días antes en coche desde Alemania con instrucciones claras del canciller alemán de aceptar, in extremis, las condiciones que fuesen necesarias para evitar en lo posible tanto una invasión del país que consideraban inminente, como la humillación para el ejército del Káiser. Una vez llegaron al límite de la zona neutral, subieron a un tren militar francés que les estaba esperando para trasladarlos a un destino desconocido para ellos y que finalmente sería Compiègne. En dicho tren militar, se había incluido un vagón-salón denominado “Emperador Napoleón III”, tachada esta acción por los alemanes como una callada venganza a la francesa de la vergonzosa derrota de la batalla de Sedán (1870) en la que fue capturado Napoleón III y supuso la derrota gala en la Guerra franco-prusiana.

La delegación francesa estaba encabezada por el Mariscal Foch, quien había convertido aquel ferrocarril en su cuartel general. Ellos fueron los firmantes y testigos del acuerdo, el cual fijaba el cese total de hostilidades a partir de las once de la mañana de ese mismo día, es decir, a las 11 horas del día 11 del mes 11 (¿casualidad, superstición, …?). Será al año siguiente cuando, con la firma del Tratado de Versalles, se termine oficialmente el estado de guerra entre la Alemania de segundo Reich y los Aliados de la Primera Guerra Mundial.

Entre las muchas consecuencias derivadas de la firma de ese armisticio aquella madrugada en aquel vagón quiero destacar el precio que tuvo que pagar el firmante por parte alemana, Mathias Erzberger, quien se convertiría en una víctima más de la guerra, sufriendo una campaña de calumnias de la extrema derecha alemana a su regreso que propiciaron inicialmente su renuncia al cargo y posteriormente su asesinato, llevado a cabo por dos miembros de una organización nacionalista poco después mientras daba un paseo por la Selva Negra.

El 4 de agosto de 1919, el presidente de la CIWL, atendiendo la petición del General Gassoin, dona el vagón 2419-D al Museo del Ejército, ubicado en Los Inválidos, ya convertido en monumento histórico y en cuyo interior se colocó una placa conmemorativa de la donación. La ubicación elegida en el museo para exponerlo no fue la más acertada, ya que, al estar a la intemperie, sufrió un significante deterioro. Tras diversas protestas tanto del público como de diversas instituciones y ante el silencio de la administración francesa, un millonario norteamericano (Arthur Henry Flemming) se ofreció a correr con los gastos de restauración. En 1927, una vez recuperada su mejor imagen, se trasladó el vagón-restaurante a Compiegne, a su nueva casa, un edificio construido exprofeso sufragado también por el magnate americano.

Pero aquí no terminó la relevancia histórica de este elemento ferroviario. Lamentablemente, las duras condiciones impuestas a Alemania, la humillación sufrida por el pueblo alemán, la obligación a asumir toda responsabilidad sobre el origen del conflicto, … fue el combustible que prendió la mecha de los nacionalistas y la extrema derecha que permitió el ascenso del Partido Nazi de Hitler al poder, y con ello, el inicio de una nueva contienda mundial.

En 1940 tras el avance imparable alemán, Francia se ve forzada a pedir un armisticio, repitiéndose la situación más de dos décadas después, pero esta vez, aunque los interlocutores son los mismo, los papeles están cambiados. Hitler, con aires de venganza, da las órdenes a las SS de volar parte de la fachada del edificio donde se encontraba el vagón para trasladarlo al sitio exacto donde se firmó el anterior armisticio. En la mañana del 22 de junio de 1940, nuevamente se reúnen dos Delegaciones. Por parte de Alemania, Adolf Hitler, el Mariscal Goering, y otros jerarcas militares componían la delegación. Por parte francesa, presidía la delegación el General Huntziger, arropado por otros militares y políticos. Se procedió por parte alemana a la lectura de las condiciones del armisticio y a su término, el Führer Adolf Hitler, se levantó, saludó a la delegación francesa, y seguido de sus acompañantes salió del vagón. En ese momento, eran las 15’42. Ese mismo día, a las 18’42 se firma el armisticio entre Francia y Alemania.


El Gobierno alemán, una vez escenificada la firma, toma posesión del vagón 2419-D como trofeo de guerra y el Alto Estado Mayor de la Wehrmacht lleva a cabo las medidas necesarias para el transporte por carretera del citado vagón y su exhibición en Berlín. Previamente se procede al levantamiento de las vías de la explanada de Rethondes y a la destrucción de la edificación, que desde 1927 había contenido el vagón. A su llegada a Berlín, fue instalado en el centro de la Plaza Lustgarten, frente al antiguo Museo de la Ciudad, donde quedó expuesto al público, que en gran número acudía a ver aquella reliquia y trofeo, que además contenía el original del Tratado de Versalles de 1919.

Transcurrido el tiempo de exposición, el vagón se llevó a las cocheras de la Estación de Anhalt, en el mismo Berlín. Posteriormente, y por razones de seguridad, el vagón fue trasladado a una importante Base de la Wehrmacht, sita en las proximidades de Berlín, en plenos bosques de Turingia. Según avanzaba el desarrollo de la guerra, este importante centro militar fue objeto de intensos bombardeos aéreos, por lo que a finales de 1944 Hitler encarga a las SS su custodia y traslado a lugar seguro. En un primer momento, es llevado a la estación de Sperenberg, pero en febrero de 1945, la proximidad del frente hace necesario trasladarlo a la estación de Rhula, situándolo en una vía de estacionamiento, siendo cubierto con un toldo y camuflado. En marzo, el avance del enemigo obliga nuevamente a las fuerzas de las SS que lo protegen a trasladarlo a Ohrdruf, pero la proximidad de las tropas americanas (que ocupan Ohrdruf el 4 de abril) obliga, una vez más a trasladarlo, esta vez a Crawinkel, situándolo en una vía secundaria que se encuentra en una zona boscosa. Las posibilidades de desplazarse a otro lugar son nulas, puesto que la zona está prácticamente rodeada, por lo que las SS, reciben orden de destruirlo (quizás por miedo de los dirigentes nazis a que fuese recuperado por las tropas aliadas y empleado por ellos para plasmar en él una nueva humillación de Alemania) procediendo a su voladura y posterior incendio. El 11 de abril de 1945 los americanos ocupan Crawinkel y encuentran los restos del vagón 2419-D.

Terminada la guerra, nuevamente el gobierno francés se dirige a la CIWL para ver la posibilidad de sustituir el destruido vagón. Tras una búsqueda que comprendió Finlandia, Grecia, Rumania, Bélgica, Marruecos, Turquía y hasta China, se encontró el WR 2439, en un estado de chasis y estructura pasable, ya que los revestimientos interiores y exteriores, al ser de madera, prácticamente habían desaparecido. Tras un meticuloso trabajo en sus talleres siguiendo los planos originales, un renovado 2419 es entregado a las autoridades francesas y el 11 de Noviembre de 1950, en el reconstruido edificio sito en la también restaurada explanada de Compiègne, es instalado con todos los honores, lugar en el que puede contemplarse actualmente.

Hasta aquí la exposición de lo vivido por este elemento ferroviario que se vio inmerso sin buscarlo en uno de los protagonistas silenciosos de las dos guerras mundiales que han masacrado a la humanidad hasta la fecha.

 

                                               - juancarl 20/18 -
 


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