El
2419-D, testigo mudo del honor herido y del revanchismo que terminan propiciando
contiendas mundiales:
Europa, primera mitad del siglo
XX. Tras cuatro duros años de contienda,
tras la muerte de más de nueve millones de soldados y veintiún millones de
heridos, en la madrugada del día 11 de noviembre de 1918 se ponía fin al
conflicto armado mediante la firma de un armisticio en el que Alemania aceptaba
una rendición total y sin condiciones, asumiendo toda la culpabilidad del
inicio de la guerra y obligándose a sufragar ingentes indemnizaciones a los
vencedores para resarcirlos de las pérdidas sufridas. Dicho documento se firma
en territorio francés, concretamente en una antigua zona de maniobras situada
en un claro del bosque de Rethondes, muy cerca de Compiègne, a unos 90
kilómetros al norte de París.
Resulta sorprendente que, para la
firma de este importante documento (considerado uno de los más transcendentales
del siglo XX), no se decanten por un ambiente más grandioso y espectacular como
podría haber sido un suntuoso salón de uno de los maravillosos palacios con los
que contaban los galo, prefiriendo finalmente materializarlo en un vagón de
tren, eso sí, un tren habilitado para la ocasión.
El 7 de octubre de 1918 el
Ministerio de la Guerra francés solicita a la CIWL (Compagnie Internationale
des Wagons-Lits) diversas unidades para la formación de un tren especial
destinado al Alto Mando francés. La CIWL ordena a los talleres que preparen los
vagones restaurante 2418 y 2419, el coche-cama 1888 y el coche salón 2343, así
como dos furgones. El 15 de octubre el Tte. Coronel Loiseleur pide que uno de
los vagones sea habilitado como despacho y sala de reuniones para ser utilizado
por el Mariscal Ferdinand Foch, por lo que el 2419-D es transformado en una
confortable sala de reuniones a la que se dota de una mesa de 2,5mx1,5m con diez
sillas alrededor, mapas geográficos, aparatos de comunicaciones, secretaría, …
El día 28 de octubre, en medio de un gran secreto, el tren especial sale de
talleres dirigiéndose por vías no habituales hacia su destino.
El vagón 2419-D pertenecía a la
serie 2400, de la que se fabricaron 21 vagones-restaurantes de lujo, que por
encargo de la CIWL fabricó en 1912 la empresa Societé General des Ateliers de
Sain Denis. Se trataba de vagones con dos bogies de dos ejes, revestidos de
madera de teca y dotados de amplias ventanillas que permitían una gran
luminosidad durante el día. El grupo encargado comprendía los números del 2403
al 2424. El 2419-D es entregado el 20 de mayo e inicia sus servicios el 4 de
junio del mismo año en el recorrido París-Montparnasse-Saint Briens (Bretagne).
A las cinco de la mañana de ese
día 11 de noviembre de 1918, tras arduas jornadas de negociación, las
delegaciones alemanas y francesas llegan a un acuerdo que propicia la firma de
dicho armisticio. La delegación alemana, encabezada por el Secretario de Estado
Mathias Erzberger, había partido cuatro días antes en coche desde Alemania con
instrucciones claras del canciller alemán de aceptar, in extremis, las
condiciones que fuesen necesarias para evitar en lo posible tanto una invasión
del país que consideraban inminente, como la humillación para el ejército del
Káiser. Una vez llegaron al límite de la zona neutral, subieron a un tren
militar francés que les estaba esperando para trasladarlos a un destino
desconocido para ellos y que finalmente sería Compiègne. En dicho tren militar,
se había incluido un vagón-salón denominado “Emperador Napoleón III”, tachada esta
acción por los alemanes como una callada venganza a la francesa de la vergonzosa
derrota de la batalla de Sedán (1870) en la que fue capturado Napoleón III y supuso
la derrota gala en la Guerra franco-prusiana.
La delegación francesa estaba encabezada
por el Mariscal Foch, quien había convertido aquel ferrocarril en su cuartel
general. Ellos fueron los firmantes y testigos del acuerdo, el cual fijaba el cese
total de hostilidades a partir de las once de la mañana de ese mismo día, es decir,
a las 11 horas del día 11 del mes 11 (¿casualidad, superstición, …?). Será al
año siguiente cuando, con la firma del Tratado de Versalles, se termine
oficialmente el estado de guerra entre la Alemania de segundo Reich y los
Aliados de la Primera Guerra Mundial.
Entre las muchas consecuencias
derivadas de la firma de ese armisticio aquella madrugada en aquel vagón quiero
destacar el precio que tuvo que pagar el firmante por parte alemana, Mathias Erzberger,
quien se convertiría en una víctima más de la guerra, sufriendo una campaña de
calumnias de la extrema derecha alemana a su regreso que propiciaron
inicialmente su renuncia al cargo y posteriormente su asesinato, llevado a cabo
por dos miembros de una organización nacionalista poco después mientras daba un
paseo por la Selva Negra.
El 4 de agosto de 1919, el
presidente de la CIWL, atendiendo la petición del General Gassoin, dona el
vagón 2419-D al Museo del Ejército, ubicado en Los Inválidos, ya convertido en
monumento histórico y en cuyo interior se colocó una placa conmemorativa de la
donación. La ubicación elegida en el museo para exponerlo no fue la más acertada,
ya que, al estar a la intemperie, sufrió un significante deterioro. Tras
diversas protestas tanto del público como de diversas instituciones y ante el
silencio de la administración francesa, un millonario norteamericano (Arthur
Henry Flemming) se ofreció a correr con los gastos de restauración. En 1927,
una vez recuperada su mejor imagen, se trasladó el vagón-restaurante a
Compiegne, a su nueva casa, un edificio construido exprofeso sufragado también
por el magnate americano.
Pero aquí no terminó la
relevancia histórica de este elemento ferroviario. Lamentablemente, las duras
condiciones impuestas a Alemania, la humillación sufrida por el pueblo alemán,
la obligación a asumir toda responsabilidad sobre el origen del conflicto, …
fue el combustible que prendió la mecha de los nacionalistas y la extrema derecha
que permitió el ascenso del Partido Nazi de Hitler al poder, y con ello, el
inicio de una nueva contienda mundial.
En 1940 tras el avance imparable
alemán, Francia se ve forzada a pedir un armisticio, repitiéndose la situación
más de dos décadas después, pero esta vez, aunque los interlocutores son los
mismo, los papeles están cambiados. Hitler, con aires de venganza, da las
órdenes a las SS de volar parte de la fachada del edificio donde se encontraba
el vagón para trasladarlo al sitio exacto donde se firmó el anterior
armisticio. En
la mañana del 22 de junio de 1940, nuevamente se reúnen dos Delegaciones. Por
parte de Alemania, Adolf Hitler, el Mariscal Goering, y otros jerarcas
militares componían la delegación. Por parte francesa, presidía la delegación
el General Huntziger, arropado por otros militares y políticos. Se procedió por
parte alemana a la lectura de las condiciones del armisticio y a su término, el
Führer Adolf Hitler, se levantó, saludó a la delegación francesa, y seguido de
sus acompañantes salió del vagón. En ese momento, eran las 15’42. Ese mismo
día, a las 18’42 se firma el armisticio entre Francia y Alemania.
El Gobierno alemán, una vez escenificada la firma, toma posesión del vagón 2419-D como trofeo de guerra y el Alto Estado Mayor de la Wehrmacht lleva a cabo las medidas necesarias para el transporte por carretera del citado vagón y su exhibición en Berlín. Previamente se procede al levantamiento de las vías de la explanada de Rethondes y a la destrucción de la edificación, que desde 1927 había contenido el vagón. A su llegada a Berlín, fue instalado en el centro de la Plaza Lustgarten, frente al antiguo Museo de la Ciudad, donde quedó expuesto al público, que en gran número acudía a ver aquella reliquia y trofeo, que además contenía el original del Tratado de Versalles de 1919.
Transcurrido
el tiempo de exposición, el vagón se llevó a las cocheras de la Estación de
Anhalt, en el mismo Berlín. Posteriormente, y por razones de seguridad, el
vagón fue trasladado a una importante Base de la Wehrmacht, sita en las
proximidades de Berlín, en plenos bosques de Turingia. Según avanzaba el
desarrollo de la guerra, este importante centro militar fue objeto de intensos
bombardeos aéreos, por lo que a finales de 1944 Hitler encarga a las SS su
custodia y traslado a lugar seguro. En un primer momento, es llevado a la
estación de Sperenberg, pero en febrero de 1945, la proximidad del frente hace
necesario trasladarlo a la estación de Rhula, situándolo en una vía de
estacionamiento, siendo cubierto con un toldo y camuflado. En marzo, el avance
del enemigo obliga nuevamente a las fuerzas de las SS que lo protegen a
trasladarlo a Ohrdruf, pero la proximidad de las tropas americanas (que ocupan
Ohrdruf el 4 de abril) obliga, una vez más a trasladarlo, esta vez a Crawinkel,
situándolo en una vía secundaria que se encuentra en una zona boscosa. Las
posibilidades de desplazarse a otro lugar son nulas, puesto que la zona está
prácticamente rodeada, por lo que las SS, reciben orden de destruirlo (quizás
por miedo de los dirigentes nazis a que fuese recuperado por las tropas aliadas
y empleado por ellos para plasmar en él una nueva humillación de Alemania) procediendo
a su voladura y posterior incendio. El 11 de abril de 1945 los americanos
ocupan Crawinkel y encuentran los restos del vagón 2419-D.
Terminada
la guerra, nuevamente el gobierno francés se dirige a la CIWL para ver la
posibilidad de sustituir el destruido vagón. Tras una búsqueda que comprendió
Finlandia, Grecia, Rumania, Bélgica, Marruecos, Turquía y hasta China, se
encontró el WR 2439, en un estado de chasis y estructura pasable, ya que los
revestimientos interiores y exteriores, al ser de madera, prácticamente habían
desaparecido. Tras un meticuloso trabajo en sus talleres siguiendo los planos
originales, un renovado 2419 es entregado a las autoridades francesas y el 11
de Noviembre de 1950, en el reconstruido edificio sito en la también restaurada
explanada de Compiègne, es instalado con todos los honores, lugar en el que
puede contemplarse actualmente.
Hasta
aquí la exposición de lo vivido por este elemento ferroviario que se vio
inmerso sin buscarlo en uno de los protagonistas silenciosos de las dos guerras
mundiales que han masacrado a la humanidad hasta la fecha.
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juancarl 20/18 -
