miércoles, 28 de marzo de 2018

Rasputín, personaje histórico de alargada sombra:

Rusia, 30 de diciembre de 1916. Grigori Yefímovich Rasputín (1869-1916), también conocido como “el monje loco”, disfruta de sus últimas horas de vida. Ha sido invitado por el príncipe Félix Yusúpov, quien se convertirá en unos de sus verdugos, a una supuesta fiesta en su palacio de San Petersburgo durante la cual le presentará a su hermosa esposa, la gran duquesa Irina Alexándrovna, invitación irrechazable para alguien con su carisma personal y su gran atractivo para las mujeres, aunque en realidad la duquesa ni siquiera se encuentra en el país aquel día.

Pasada la media noche, llega Rasputín al palacio donde, Yusúpov, con el pretexto de esperar a que su esposa atienda a otros invitados, le invita a acomodarse en una dependencia situada en el sótano degustando unos dulces y un buen vino (aliñados ambos con un especial ingrediente, cianuro). Rasputín, para desespero de su anfitrión, disfruta de tal festín sin mostrar síntoma alguno de indisposición. Viendo la nula efectividad de la medida prevista y ante el temor de que fuese cierto el mito que corría por Moscú respecto a su inmortalidad, el propio príncipe Yusúpov, desesperado, decidió dispararle con su pistola Browning a quemarropa por la espalda directamente al corazón, mientras contemplaba un hermoso crucifijo de plata. El cuerpo del supuesto monje, se desplomó sobre el frio suelo de la estancia, momento en que aprovechó Yusúpov para solicitar que acudiesen sus colaboradores en la conspiración: Demetrio Romanov (Gran Duque de Rusia y primo del Zar) y Vladimir Purishkévich (político relevante, diputado en aquel momento de la Duma).

Cuando quisieron confirmar la ausencia de vida en el cuerpo yacente, por sorpresa, Rasputín agarró muy fuerte del hombro y maldijo a Yusúpov, forcejeando con él hasta que pudo zafarse en un momento dado, abandonando la estancia en busca de auxilio, siendo recibido a tiros en el corredor por Purishkévich. Huyó por una pequeña puerta que daba a un patio, pero terminó desplomándose nuevamente sobre la blanca nieve al recibir un disparo en el hombro, siendo rematado con un certero tiro en la cabeza.

Con la intención de eliminar toda huella del delito cometido, sus ejecutores decidieron envolver el cuerpo y tirarlo desde el puente Bolshoi Petrovsky a un agujero en el hielo del gélido río Neva, próximo al palacio. Días después, cuando fue encontrado el cadáver y realizada la autopsia, se determinó que la causa de la muerte sorprendentemente fue ahogamiento, es decir, tras la ingesta del veneno y tras los impactos recibidos siguió con vida hasta que el agua le venció.

Pero, ¿quién fue Rasputín y qué propició este trágico final? Nació en una remota villa siberiana llamada Pokrovskoe, en el seno de una familia de humildes campesinos. Fue el quinto de nueve hijos, aunque únicamente sobrevivieron él y una hermana. Analfabeto hasta edad avanzada, destacó por su gran poder de retención, que le permitió aprenderse las Sagradas Escritura de memoria.

A los 18 años, ingresó en el Monasterio de Verkhoturye con la intención de convertirse en monje, pero pronto la abandonó, posiblemente para casarse. Contrajo matrimonio con Praskovia Fiódorovna Dubrovina a los 19 años. Tuvieron tres hijos: Dmitry, Varya y Matryona.

Rasputín abandonó a su mujer y a sus hijos para unirse a los khlyst, una escisión de la iglesia ortodoxa para la que solo a través del pecado era posible llegar a Dios, convirtiéndose entonces en un strannik, un vagabundo religioso que iba de pueblo en pueblo predicando sus enseñanzas. Pronto comenzó a adquirir fama de sanador.

En 1903, a través de las princesas de Montenegro, Militsa y Anastasia, llegan a oídos de la Zarina Alejandra Fiódorovna Románova sus habilidades curativas y ante el desespero de no poder controlar el grave problema de hemofilia (en aquellos momentos enfermedad catalogada como incurable y potencialmente mortal) del Zarévich Alekséi (heredero al trono ruso), que tanto atormentaba a la madre, decide llamarlo a la corte de San Petersburgo para que lo vea. Gracias a su sabiduría, a sus rezos, a sus hipnosis o a sus conocimientos básicos de salud (retiró al príncipe su medicación basada en ácido acetil salicílico, principio activo de la actual “aspirina”, famoso por su condición de anticoagulante, propiedad desconocida en aquellos tiempos y nada aconsejable para la dolencia tratada) pronto propiciaron una mejoría importante en la dolencia del Zarévich.

A partir de ese momento se ganó la confianza de los monarcas, principalmente de la Zarina y fue ganando una reputación y una posición preminente en la corte zarista, lo que le propició adquirir una relevancia y calidad de vida significativa (como por ejemplo residir en el propio palacio junto a la familia real), pero también ganarse un gran número de detractores entre la nobleza que no veían con buenos ojos su conducta e influencia sobre los dirigentes.

Rusia, durante la I Guerra Mundial, tomó partido junto a Francia e Inglaterra (Triple Entente) contra Alemania y el Imperio Austrohúngaro. Rasputín siempre estuvo en contra de dicha participación en la contienda manifestando directamente al Zar o indirectamente a través de la Zarina la conveniencia de retirarse del conflicto (hecho que hubiese podido influir decisivamente en el resultado final al concentrar la disputa en un único frente), siendo acusado por sus detractores de trabajar para los alemanes. Al tomar el mando del ejército ruso el propio Zar, Nicolás II, el gobierno del país quedó en manos de la Zarina y del propio “monje loco”, hecho que precipitó la acción de sus enemigos y su trágico final anteriormente descrito.

Recientes estudios afirman la participación de los servicios secretos ingleses (uno de los países que se hubiese visto más perjudicado ante una supuesta retirada de Rusia de la guerra) en el complot y muerte de Rasputín, incluso atribuyendo a un espía inglés el tiro de gracia en la frente que presentaba el cadáver.

Del gran repertorio de leyendas no probadas sobre su poder adivinatorio, hipnótico, de sus conductas inmorales y lujuriosas, de miembros extirpados y otras cuestiones morbosas, destacaré la denominada maldición a los Romanov, según la cual en una carta dirigida al Zar meses antes de su muerte, le advertía, siendo consciente que sus enemigos podían estar tramando su eliminación y ya habiendo sufrido un atentado, que si su asesinato se producía auspiciado por nobles, toda la familia imperial sería asesinada por el pueblo ruso (tal como ocurrió 15 meses después).

Aquí expongo los datos existentes sobre esta relevante figura que marcó o pudo marcar el devenir histórico ya no de una dinastía, ni de un Imperio, sino de todo el planeta. Ahora, cada cual que los interprete según estime.

-juancarl 20/18-










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