El presente de Hitler a Franco
Corría el 24 de enero cuando
llegó al Palacio Real de Madrid un presente enviado a título personal por el
Führer, Adolf Hitler desde Alemania. Por su gran tamaño, claramente se
descartaba los típicos regalos de compromiso como relojes, libros o perfumes.
Se trataba de un vehículo a motor de grandes dimensiones perteneciente a una
edición limitada de la cual se fabricaron muy pocas unidades (cincuenta y
siente, de las cuales fueron dos para el propio Hitler, otra para Mussolini y
otra para Franco, que es la que nos ocupa).
Un flamante Mercedes 540 G4 W131
de fabricación alemana fue el presente elegido por el dirigente nazi para
sorprender y contentar a su amigo, un automóvil de representación, un símbolo
de poder absoluto, lujo y ostentación, una especial limusina todo terreno de
tres ejes y seis enormes ruedas pintada con el color gris de la Werhmacht, la
cual fue utilizada por primera vez por el Caudillo un par de semanas después durante
su visita a Ciudad Real.
El devenir de la historia
aconsejaría a Franco no darle uso público al mastodonte vehículo después de la
derrota alemana en la II Guerra Mundial en 1945, quedando relegado en las
cocheras de Palacio siendo utilizado en alguna de las cacerías privadas en las
que participaba la familia dirigente.
El G4, un vehículo innovador en
su época que nunca se llegó a comercializar, contaba con una de las mecánicas
más avanzadas como la tracción permanente a dos de sus tres ejes, pero por el
contrario carecía de la fuerza necesaria para mover dicha fortaleza rodante, ya
que debido a su tamaño y a su blindaje pesaba 3550 kg, los cuales a duras penas
podía desplazar el motor de 8 cilindros en línea que generaba apenas 115 CV de potencia, limitando su
velocidad aconsejada a 67 Km/h y disparando su consumo a 50 litros cada 100 KM.
Hitler lo utilizaba para pasar
revista a sus tropas tras las victorias iniciales europeas, siendo el resto de
unidades distribuidas entre las más altas autoridades del partido nazi.
La mayoría de unidades resultaron
destruidas o muy perjudicadas con los bombardeos aliados siendo el de Franco el
mejor conservado tras el final de la guerra y en años venideros, ya que el
limitar su uso para evitar que lo relacionasen con los dirigentes vencidos en
la contienda, ha permitido que llegase hasta nuestros días en un estado óptimo
de conservación (a pesar de ello se sometió a un exhaustivo proceso de
restauración en un centro especializado alemán entre el 2001 y el 2004), lo que
le confiere una valor económico impensable (la propia marca Mercedes tras su
restauración ofreció para hacerse con él un cheque en blanco).
Con la llegada de la democracia
al país, el vehículo paso a ser propiedad de la familia real, perteneciendo actualmente
a Patrimonio Nacional, encontrándose expuesto al público en el Cuartel del Rey
del Palacio del Pardo.
Finalmente, como curiosidad,
señalar que su número de serie es el 313.691 y que Franco, llegó a personalizar
el suyo (lo que actualmente denominaríamos tunear el vehículo) al encargar a
sus técnicos que le instalasen una imagen de una Virgen en el salpicadero, la
cual lucía (nunca mejor dicho) con luz propia ya que le instalaron en su parte posterior
una bombilla para hacerla más visible.
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