viernes, 29 de marzo de 2019


El presente de Hitler a Franco

 
España de la posguerra, 1940. Poco después de su cumpleaños, el dirigente español Francisco Franco, vencedor de la contienda civil que masacró a los españoles durante casi tres duros años, recibió un regalo muy especial de alguien también muy especial.

Corría el 24 de enero cuando llegó al Palacio Real de Madrid un presente enviado a título personal por el Führer, Adolf Hitler desde Alemania. Por su gran tamaño, claramente se descartaba los típicos regalos de compromiso como relojes, libros o perfumes. Se trataba de un vehículo a motor de grandes dimensiones perteneciente a una edición limitada de la cual se fabricaron muy pocas unidades (cincuenta y siente, de las cuales fueron dos para el propio Hitler, otra para Mussolini y otra para Franco, que es la que nos ocupa).

Un flamante Mercedes 540 G4 W131 de fabricación alemana fue el presente elegido por el dirigente nazi para sorprender y contentar a su amigo, un automóvil de representación, un símbolo de poder absoluto, lujo y ostentación, una especial limusina todo terreno de tres ejes y seis enormes ruedas pintada con el color gris de la Werhmacht, la cual fue utilizada por primera vez por el Caudillo un par de semanas después durante su visita a Ciudad Real.

El devenir de la historia aconsejaría a Franco no darle uso público al mastodonte vehículo después de la derrota alemana en la II Guerra Mundial en 1945, quedando relegado en las cocheras de Palacio siendo utilizado en alguna de las cacerías privadas en las que participaba la familia dirigente.

El G4, un vehículo innovador en su época que nunca se llegó a comercializar, contaba con una de las mecánicas más avanzadas como la tracción permanente a dos de sus tres ejes, pero por el contrario carecía de la fuerza necesaria para mover dicha fortaleza rodante, ya que debido a su tamaño y a su blindaje pesaba 3550 kg, los cuales a duras penas podía desplazar el motor de 8 cilindros en línea que generaba  apenas 115 CV de potencia, limitando su velocidad aconsejada a 67 Km/h y disparando su consumo a 50 litros cada 100 KM.

Hitler lo utilizaba para pasar revista a sus tropas tras las victorias iniciales europeas, siendo el resto de unidades distribuidas entre las más altas autoridades del partido nazi.

La mayoría de unidades resultaron destruidas o muy perjudicadas con los bombardeos aliados siendo el de Franco el mejor conservado tras el final de la guerra y en años venideros, ya que el limitar su uso para evitar que lo relacionasen con los dirigentes vencidos en la contienda, ha permitido que llegase hasta nuestros días en un estado óptimo de conservación (a pesar de ello se sometió a un exhaustivo proceso de restauración en un centro especializado alemán entre el 2001 y el 2004), lo que le confiere una valor económico impensable (la propia marca Mercedes tras su restauración ofreció para hacerse con él un cheque en blanco).

Con la llegada de la democracia al país, el vehículo paso a ser propiedad de la familia real, perteneciendo actualmente a Patrimonio Nacional, encontrándose expuesto al público en el Cuartel del Rey del Palacio del Pardo.

Finalmente, como curiosidad, señalar que su número de serie es el 313.691 y que Franco, llegó a personalizar el suyo (lo que actualmente denominaríamos tunear el vehículo) al encargar a sus técnicos que le instalasen una imagen de una Virgen en el salpicadero, la cual lucía (nunca mejor dicho) con luz propia ya que le instalaron en su parte posterior una bombilla para hacerla más visible.

                                     -- juancarl 20/19 --




 

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