“Florinda
perdió su flor” e Hispania pasó a ser musulmana:
En uno de los bandos, se
encontraba Roderico, más conocido como Don Rodrigo (Dux de la Bética quien
sería el último rey visigodo de Hispania), elegido rey por consenso de la nobleza
visigoda y no por herencia, cuyo reinado duraría apenas un año tras su
coronación en el 710.
En el otro bando encontramos a
Agila, hijo de Witiza y asociado a su trono, el cual a la muerte de su padre era
apenas un niño. Nombrado monarca por sus partidarios como Agila II, reinó en la
zona septentrional de la península (provincias romanas Tarraconense y
Narbonense).
El enfrentamiento entre ambos
propicia que Oppas, obispo de Sevilla y tío de Agila, solicite ayuda a los
musulmanes para derrotar al ejército de Don Rodrigo y conseguir así que su
sobrino reine en toda Hispania, resultado esta estratagema un grave error de
cálculo, ya que una vez dueño de la situación los de la media luna, nunca le
cederán el control a ningún monarca godo.
El 28 de abril del 711 tropas
principalmente bereberes comandadas por Tariq ibn Ziyad (lugarteniente de Musa
ibn Nusair, gobernador y general del califato damasquino Omeya en el norte de
África) desembarcaron en Tarifa iniciando así la conquista de la península,
gracias a la permisividad y a las naves de Don Julián, gobernador de Ceuta y
Algeciras, quien propuso y facilitó la llegada de las tropas musulmanas a
Hispania tras previas incursiones lucrativas por la costa de la Bahía de
Algeciras que terminaron de convencer a Musa.
Tras días cruzando el estrecho en
ambas direcciones los barcos de Don Julián transportando al contingente de
Tariq, llegaron a concentrar a más de 7000 efectivos en el actual peñón de
Gibraltar, desde donde empezaron el avance con la conquista y saqueo del
territorio y poblaciones que encontraban a su paso. Don Rodrigo, informado de
tal amenaza, se desplazó tan rápido como pudo con parte de su ejército desde el
norte (donde estaban batallando contra los vascones) hacia la Bética, con la
intención de frenar el avance. El choque entre los dos ejércitos se produjo
junto al río Guadalete (Batalla de Guadalete), siendo el ejército godo
derrotado y Don Rodrigo muerto en batalla (diversas fuentes no contrastadas
narran que las fuerzas de los hijos de Witiza cubrían los flancos del
contingente cristiano y que, en plena batalla, desertaron ayudando a los musulmanes
a masacrar a las fuerzas leales a Don Rodrigo).
Tras esta gran derrota, las
tropas de Tarik y de Musa avanzaron rápidamente por el territorio peninsular
(pactando rendiciones más que luchando) llegando incluso a cruzar los Pirineos,
donde fueron frenados por las tropas francas dirigidas por Carlos Martel en
Poitiers (732).
Hasta aquí, los datos históricos
de la invasión de Hispania y el nacimiento de la provincia califal de Al-Ándalus.
Ahora, trataremos la historia/leyenda de Don Julián, su hija Florinda y Don
Rodrigo, para intentar averiguar cuál pudo ser el motivo (o uno de ellos) que
justificaran la traición de magnate cristiano.
El conde Don Julián, también
conocido como Olbán, Urbán o Urbano, de origen godo o bizantino (por
determinar) gobernaba con la ayuda de contingentes visigodos la zona del
estrecho, punto clave para cualquier intento de invasión por la parte
meridional de Hispania. Como era costumbre en la época, los hijos/as de la alta
nobleza eran enviados a la corte (en este caso a Toledo) para mejorar su
educación y sus contactos con los dirigentes. Y aquí fue donde, según cuenta la
leyenda, se empezó a fraguar la desgracia.
Florinda, también llamada la Cava
(despectivo), única hija de Don Julián y joven de gran belleza fue destinada al
servicio personal del rey, concretamente a una tarea muy íntima como era la
extracción de los ácaros producidos por la sarna de la que era víctima el
monarca, labor que realizaba con amor reverente, sumo respeto y cuidado con un
alfiler de oro. La joven, solía salir pasear con sus doncellas al atardecer por
el cauce del río Tajo donde le gustaba refrescarse/asearse desnuda en sus
frescas aguas. Al parecer, el monarca descubrió esa inocente costumbre y empezó
a espiarla a escondidas desde un torreón cercano al puente de San Martín (conocido
desde entonces como el torreón del Baño de la Cava) y a obsesionarse con su
virginal cuerpo.
Aunque existen distintas
versiones sobre lo que sucedió después (se enamoraron y mantuvieron relaciones
sexuales consentidas, él la forzó ante la negativa de ella, …) la cuestión es
que sintiéndose ultrajada (bien por la agresión sexual bien por la negativa de
Don Rodrigo a casarse con ella) le escribió a su padre narrándole tal
deshonor. Don Julián, decidió ir a por
ella y una vez de vuelta a Ceuta, vengar su honor de la forma más efectiva:
privar al rey de su reino y de su vida.
Según sigue contando la leyenda,
Don Julián acompañó a las fuerzas musulmanas en la invasión del territorio
peninsular, participando en la Batalla de Guadalete y siendo él quien mató a
Don Rodrigo en el campo de batalla (insisto, información no avalada por
evidencias históricas, más cuando su cuerpo nunca fue hallado).
El final de Florinda tampoco es
conocido, aunque sigue contando la leyenda que poco después, los transeúntes de
aquellos lares empezaron a ver cerca del torreón una mujer (espectro) con la
melena larga que vagaba en penitencia su desdicha en las frías noches toledanas.
Lo que sí queda claro es que, sin
la colaboración del llamémosle “guardián del estrecho”, la invasión musulmana
no se hubiese producido o se hubiese producido de forma más lenta y trabajada,
dando quizás tiempo a los godos a unir todas sus fuerzas y organizarse para la
defensa, pero eso ya nunca lo sabremos.
- juancarl 20/19-